domingo, 19 de febrero de 2012

EL CIEGO Y LA GUITARRA

Fue una mañana de invierno
y sobre el cielo aun cubría
el triste crepúsculo.


Entonces cuando asome
a mi ventana,
vi cantar un ciego 
y una guitarra,


ambos daban pena,
pues parecían vagar por el mundo
causando dolor y tristeza.


De pronto 
volví mis ojos a nuestra cama
y gracias a Dios
allí te encontré.


entonces corrí abrazarte
y besarte desesperadamente
como si te hubiese perdido
y te volviese a encontrar;


Y tú sorprendida preguntaste
¿que te sucede?¡que pasa!
y conteste - ya amaneció,


y tus ojos se llenaron
de confusión,
y yo solo pude callar.


Pero lo que en realidad
quise decir
y nunca he de decirte
es que si algún día te pierdo,


estoy tan seguro
que al ciego y la guitarra
he de acompañar.




ARCAVI







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